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Nuevo dilema en la banca: ¿desarrollo interno o apuesta fintech?

En los últimos años la tecnología ha tenido cada vez más penetración en el ámbito financiero, dando lugar a la aparición de un nuevo nicho de compañías destinadas a acelerar y transformar el mundo de los bancos a través de innovación: las fintech.

El surgimiento de este tipo de empresas llevó a que, en un comienzo, las áreas de desarrollo interno de los bancos se sintieran amenazadas por la agilidad propia de las fintech, frente a los sistemas y procesos que se trabajaban dentro de las instituciones como legado de décadas anteriores. Si bien durante el último tiempo este temor se fue perdiendo, aún hoy persiste cierta reticencia a realizar negocios en conjunto. De hecho, según un reporte de EY realizado hacia fines 2017, solo el 25% de los bancos encuestados se han involucrado con empresas fintech.

En este sentido, la pregunta que muchas instituciones financieras se hacen es ¿por qué debería asociarme con otra compañía si lo puedo hacer yo?, cuando en realidad el interrogante debería ser ¿cómo puede esta asociación optimizar nuestro trabajo y sumar valor agregado?

Una respuesta a esta pregunta es que están comenzando a aparecer en la región plataformas abiertas, que facilitan a los bancos el desarrollo de soluciones innovadoras en cuestión de minutos y que pueden ser aplicadas por sus propios sistemas internos, sin necesidad de codificar. Estas plataformas, a su vez, pueden nutrirse de un Marketplace, el cual funciona como una tienda digital de fintech en la que los diferentes actores de la industria ponen a disposición componentes y soluciones de negocios para construir aplicaciones financieras en tiempo récord. De esta manera, cada parte se encarga de aportar su experiencia en el área y no se precisa de una inversión o esfuerzo mayor por parte de las entidades financieras.

La realidad es que, en una industria en la que los avances tecnológicos pueden demorar en su implementación, contar con una contraparte experta en transformación digital y en las últimas tendencias del mercado, permite a los bancos entregar cada vez mejores soluciones alineadas a las expectativas de los usuarios y con los más altos estándares de seguridad, sin necesidad de invertir más tiempo ni recursos de los que realmente se requieren.

Otro punto que resaltar es que, al combinar el conocimiento de la industria que tienen los bancos junto con la tecnología de punta que aportan las fintech, se crea una oportunidad perfecta para llegar a un nuevo público de usuarios digitales, sin dejar de lado los hábitos y preferencias de clientes más tradicionales.

Estos son algunos de los beneficios que reflejan cómo, al unir esfuerzos y colaborar entre fintech y banca, es posible crear un sistema financiero sólido y seguro que pueda adaptarse a las necesidades de diferentes tipos de usuarios.

Los límites de los beneficios de trabajar bajo un modelo de colaboración aún no están determinados. No se trata sólo de acelerar el time to market de nuevas soluciones, sino de entender que existen diferentes tipos de usuarios, cuáles son sus necesidades y cómo es posible atenderlas de la mejor manera con la ayuda de los socios adecuados.

En este nuevo camino, donde la velocidad y la escalabilidad de las aplicaciones para los canales digitales resultan factores preponderantes, las plataformas abiertas y de bajo código marcan un nuevo hito en la industria de la banca, donde la competencia es cada día mayor y nadie quiere quedarse afuera.

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