De carreras, aventuras o disparos, no importa el género, todos tenemos un juego de video favorito. En los últimos años, el gaming ha experimentado una explosión nunca antes vista, llegando a formar parte de las pasiones y aficiones de más de 2,000 millones de jugadores en el mundo, aproximadamente un tercio de la población mundial.
Pero ¿Qué hace bueno a un juego? La capacidad de creer. Más allá de ser un medio de entretenimiento, los videojuegos son una plataforma de conexión e interacción: te permiten convivir con otras personas, pero también te introducen en todo tipo de mundos e historias, en grupo, en solitario o contra la máquina.
Todo juego empieza como una simulación, sin embargo, la evolución de la industria está orientada a hacer más realista la inmersión en estas aventuras, y los gráficos juegan un papel sustancial para que cada partida puedas maximizar esa sensación de “estar ahí”.
Desde Pong a Red Dead Redemption 2, la transición de visuales lineales a cinemáticas increíblemente detalladas y el salto tecnológico que se ha dado en menos de cincuenta años son indudables. Los estudios de desarrollo hoy por hoy realizan una labor titánica para crear experiencias destacadas, dedicando esfuerzos críticos especialmente en tres rubros: historia, jugabilidad y gráficos.
Irónicamente, el último rubro suele ser el primer acercamiento que tenemos con un nuevo título o juego: en imágenes promocionales, teaser trailers o al iniciar la partida. Ya sea para producir secuencias de batalla, escenas de transición o una biblioteca de estilos para personalizar el avatar de juego, los equipos de trabajo gráfico concentran especialistas en diseño, ilustración, animación, cinematografía, efectos especiales, etc. Y a nivel tecnológico no es la excepción.
A lo largo de la historia de los videojuegos, hemos presenciado una larga lista de hitos técnicos que han cambiado cómo vemos y disfrutamos el gaming: el paso de 8 a 16 bits, la incorporación de color, avance lineal sobre escenarios, desarrollo de personajes en 2D y 3D, vistas panorámicas, incorporación de texturas… la variedad de avances en este ámbito es evidente y uno de los saltos más recientes recae en el despliegue de luces, sombras y reflejos.
La tecnología de Ray Tracing, encargada de automatizar el comportamiento natural de la luz en ambientes virtuales, se ha destacado como una de las técnicas más importantes en la última década para crear escenas tridimensionales altamente realistas, requiriendo para su visualización hardware dedicado.
Esta capacidad de lidiar con cargas trabajo demandante a nivel GPU, para poder triangular las intersecciones de luces y sombras al interactuar con determinados objetos en escena, se incorporó en la nueva generación de tarjetas gráficas AMD, los modelos Radeon RX 6800, 6800 XT y 6900 XT, las cuales emplean la arquitectura RDNA 2 donde figura una unidad de cómputo exclusiva para procesar las cargas gráficas requeridas por el algoritmo de Ray Tracing.
Tal característica, denominada Ray Accelerator o Acelerador de Rayos (RA), permite una optimización a nivel hardware para gestionar la intersección de rayos, ofreciendo una reproducción más fluida ya que permite balancear las demandas de procesamiento sin generar cuellos de botella gracias a la tecnología AMD Infinity Caché, por lo que pueden obtenerse flujos con un mayor número de fotogramas por segundo incluso ante visuales de alta resolución y gran cantidad de detalle.
Si bien esto podría parecer ser un hallazgo meramente técnico, la ingeniería detrás de las primeras GPU de AMD con Ray Tracing tiene un impacto directo en la jugabilidad de los títulos optimizados para esta tecnología: además del realismo visual, el cual es complementado con la integración del sombreado variable de DirectX 12 Ultimate, los avances de innovación en la más reciente línea de productos Radeon implica un mayor poder de procesamiento, permitiendo una mayor velocidad de respuesta, incluso en partidas competitivas, y brindando tiempos de carga/respuesta reducidos, mejor resolución y experiencias más inmersivas.
Ya sea que juegues en PC o consola, la próxima vez que inicies tu juego favorito, piensa que detrás de esa pantalla de carga, del menú de guardado, el disparo de tu blaster o hasta de las cuerdas en los zapatos de tu personaje, está el trabajo de una gran cantidad de personas para brindarte la mejor experiencia de juego posible.